La elección de Portugal
Me mudé a Portugal con mi familia en septiembre de 2017. Esta elección se hizo de forma muy natural por varias razones. Por un lado, somos una pareja “mixta”: mi marido nació en Lisboa y su familia sigue instalada allí. Por otro lado, habíamos vivido en otro país de habla portuguesa y nos pareció más lógico instalarnos en Portugal después de esta experiencia, en lugar de volver a Francia.
La vida cotidiana en Lisboa
Descubrí Portugal en 2010. Mi marido y yo solíamos venir todos los años de vacaciones, que pasábamos entre el Algarve y Lisboa. Aunque tenía algunos puntos de referencia cuando nos instalamos, tuvimos que recrear nuestra orientación y nuestra vida cotidiana. Muchas asociaciones, como Lisbon Accueil, permiten a los franceses ayudarse mutuamente. El pequeño periódico o Essencial-Portugal son también buenas fuentes de información. Y, por último, la embajada de Francia facilita listas de contactos, muy útiles durante el primer año de instalación.
En cuanto a la vida cotidiana y la rutina, nuestra vida no es tan diferente de la francesa: la escuela, el trabajo y salir con los amigos. Sin embargo, lo que cambia mucho, sobre todo para una parisina como yo, es la proximidad del mar. El fin de semana me siento realmente desconectada. En 30 minutos en coche, puedes estar en las preciosas playas de la Costa da Caparica, por ejemplo. Y desde Lisboa, se puede llegar a todas las ciudades de Portugal en menos de 3 horas. Qué suerte, ¡hay tanto por descubrir en este país!
Diferencias culturales
Los portugueses son muy acogedores y generosos. Es muy fácil entablar una conversación en la calle o en un café. En general, como franceses, seguimos teniendo bastante buena reputación, a pesar de nuestra reciente llegada masiva.
Aunque las culturas de los dos países son bastante parecidas, es evidente que existen diferencias culturales. Nos toca a nosotros entenderlas y adaptarnos Por ejemplo, la noción del tiempo es algo que me sorprendió al principio. A diferencia de los franceses, los portugueses no suelen tener prisa, así que tenemos que adaptarnos. O prever que los proyectos no se terminarán en el tiempo que habíamos previsto y dejar un margen de maniobra suplementario. En segundo lugar, me parece que a los portugueses les cuesta decir “no” con claridad. Cuando oímos “tal vez”, suele ser una forma educada de decir no. Una vez más, nos toca a nosotros adaptarnos y entender la negativa, sin dejar de ser corteses. En mi opinión, estas diferencias culturales suavizan las relaciones entre las personas.
Crear una empresa
Siempre he querido montar mi propio negocio. Trasladarme a Portugal era la oportunidad idónea para empezar. Allí también hay muchas organizaciones que apoyan a los franceses, como entreprendre.pt y la CCIFP de Lisboa y Oporto. Para crear tu propia empresa, te aconsejo que te ayudes de un abogado o un contable, sobre todo si no dominas el idioma. Después, los trámites administrativos son bastante sencillos. Mi actividad consiste en vender muebles personalizables gracias a un configurador 3D en el sitio web kulile.fr. Los muebles se fabrican por encargo en una fábrica de Oporto.
Mi consejo para instalarse en Portugal
Trasladarse y vivir en un país que no es el propio lleva su tiempo: tiempo para orientarse, volver a crear un círculo de amigos y comprender la cultura del país en el que se vive. A menudo he oído decir que se necesitan al menos dos o tres años para sentirse realmente como en casa. Por eso te aconsejo encarecidamente que te pongas en contacto con todas las organizaciones existentes para simplificarte la vida y beneficiarte de las experiencias de otros franceses. Y, por supuesto, ¡aprenda a hablar portugués para integrarse mejor!